Hace mucho tiempo, Venus, la diosa de la belleza y del amor tenía un amigo llamado Apolo. Un día, éste empezó a tenerle envidia porque Venus era bonita y poseía mucho amor; en cambio Apolo no era tan bonito y quería poseer más belleza.
Transcurrido un tiempo, el dios de la profecía, como lo llamaba el legendario aeta ciego, Homero, hizo construir un cofre con las medidas de la diosa del amor. Preparó un gran banquete e invitó a todos sus amigos, en esas invitaciones por supuesto estaba incluía Venus.
Inventó un juego donde todos tenían que meterse dentro del cofre. Todos querían jugar. Uno a uno, los amigos trataban de introducirse pero no lograban hacerlo: unos eran chicos, otros eran gordos, otros demasiado grandes... así fueron pasando hasta que el turno le tocó a la bella Venus. Ella encajó justo -claro, era de su medida- entonces Apolo cerró el cofre, lo selló bien y lo lanzó al río.
Algo ocurrió después de este suceso, el dios no había vuelto a tener ninguna visión ni había hecho alguna profecía.
Continuando con la historia, pasaron cuatro días y la emperatriz de la belleza no aparecía, ya todos se habían enterado de su ausencia, entonces sus seguidores se reunieron y decidieron separarse y buscarla mejor.
Al enterarse de ésto, Apolo corrió a buscarla. La encontró, abrió el cofre y con mucha ira la despedazó. Luego, encerrado en su ceguera, la depositó en el ese ataúd y éste fue a para a un pozo que él mismo había cavado y la sepultó.
Sus buscadores les llamó la atención encontrar un lugar donde había tierra removida. Allí encontraron los restos de Venus. Todos lloraban y sufrían por lo sucedido. Había lamentos y más lágrimas.
Al ver este suceso, Apolo no pudo soportarlo, habló con los dioses del Olimpo, confesó su crimen y se entregó.
Todo el pueblo quiso hacer justicia al enterarse lo que hizo el dios. Las máximas autoridades decidieron darle una lección. Apolo tenía que pasar un tiempo prudencial en el Hades y pasar muchas pruebas dolorosísimas. Por otra parte, devolvieron la vida a Venus para que el pueblo fuera feliz.
La bondad de la diosa del amor fue tan grande que salvó a Apolo y lo sacó del Hades. Contrariamente fue mandado a Delfos y se convirtió en uno de los oráculos más importante de Grecia, recuperando sus visiones y predicciones. Pero ahí no termina la historia... Venus le presentó a Dafne y ambos se enamoraron de tal manera que nunca se separaron.
Sin ser tan bello, Apolo encontró el amor y así encontró la felicidad absoluta.
José Mical
Transcurrido un tiempo, el dios de la profecía, como lo llamaba el legendario aeta ciego, Homero, hizo construir un cofre con las medidas de la diosa del amor. Preparó un gran banquete e invitó a todos sus amigos, en esas invitaciones por supuesto estaba incluía Venus.
Inventó un juego donde todos tenían que meterse dentro del cofre. Todos querían jugar. Uno a uno, los amigos trataban de introducirse pero no lograban hacerlo: unos eran chicos, otros eran gordos, otros demasiado grandes... así fueron pasando hasta que el turno le tocó a la bella Venus. Ella encajó justo -claro, era de su medida- entonces Apolo cerró el cofre, lo selló bien y lo lanzó al río.
Algo ocurrió después de este suceso, el dios no había vuelto a tener ninguna visión ni había hecho alguna profecía.
Continuando con la historia, pasaron cuatro días y la emperatriz de la belleza no aparecía, ya todos se habían enterado de su ausencia, entonces sus seguidores se reunieron y decidieron separarse y buscarla mejor.
Al enterarse de ésto, Apolo corrió a buscarla. La encontró, abrió el cofre y con mucha ira la despedazó. Luego, encerrado en su ceguera, la depositó en el ese ataúd y éste fue a para a un pozo que él mismo había cavado y la sepultó.
Sus buscadores les llamó la atención encontrar un lugar donde había tierra removida. Allí encontraron los restos de Venus. Todos lloraban y sufrían por lo sucedido. Había lamentos y más lágrimas.
Al ver este suceso, Apolo no pudo soportarlo, habló con los dioses del Olimpo, confesó su crimen y se entregó.
Todo el pueblo quiso hacer justicia al enterarse lo que hizo el dios. Las máximas autoridades decidieron darle una lección. Apolo tenía que pasar un tiempo prudencial en el Hades y pasar muchas pruebas dolorosísimas. Por otra parte, devolvieron la vida a Venus para que el pueblo fuera feliz.
La bondad de la diosa del amor fue tan grande que salvó a Apolo y lo sacó del Hades. Contrariamente fue mandado a Delfos y se convirtió en uno de los oráculos más importante de Grecia, recuperando sus visiones y predicciones. Pero ahí no termina la historia... Venus le presentó a Dafne y ambos se enamoraron de tal manera que nunca se separaron.
Sin ser tan bello, Apolo encontró el amor y así encontró la felicidad absoluta.
José Mical
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